Heráldica Andina
«¡Los evangelios en tierra, salid
cristianos que yo os absuelvo!» grita el fraile Vicente de Valverde luego de
que Atahualpa arroja al suelo la
Biblia que se le había ofrecido. Fallan sus primeros intentos
de exhortarle a aceptar el cristianismo como religión verdadera y a someterse a
la autoridad del Carlos V de España y al Papa Clemente VII. El fraile da la
señal de ataque: los soldados disparan y la caballería carga contra los
desconcertados e indefensos indígenas.
«¡Los
evangelios entierra, salid cristianos que yo os absuelvo!» el fraile ha
pronunciado un grito de guerra entendido como slogan según la voz inglesa sluagh-ghairm
que quiere decir grito de guerra. Reúne todos los requisitos usados actualmente
en el contexto comercial o político. Es
memorable, pasa a la historia como el permiso para extinguir una cultura
milenaria. Es reiterativa como expresión repetitiva de una idea o de un
propósito publicitario. Recordemos que con sus variantes semánticas se gritó lo
mismo contra los islamitas en las cruzadas. Es contundente –todos los soldados
salieron de sus escondites en la emboscada-, engloba una idea compartida
–matemos por amor a Cristo pues la iglesia nos absuelve-. Mueve masas –la masa
corporal de cinco mil indígenas fueron movilizadas al más allá por medio de la
pólvora–. Frase breve, fácil de comprender, concisa y
con gran capacidad de atracción engendrada por la mente de un religioso que si
llegaba a nacer en tiempos más modernos con facilidad se le hubiese atribuido
la invención de algunos menos ingeniosos: “La chispa de la vida” (COCA COLA); "Calidad
de luz" (OSRAM); "Pura lana virgen" (WOOLMARK); "La que más
pinta en Europa" (GLASURIT). "Un nuevo tono" (TELEFÓNICA) "
El alimento de la juventud" (COLA CAO), "Chin, chin". (CINZANO)
"Sólo CRECS hace crecs"…
El
iracundo grito del religioso también encuadra perfectamente con otra cualidad
del slogan; ser conciso. Para lograr mayor contundencia se evitará todos los
términos que resulten irrelevantes, por lo que predominan las palabras
"llenas": verbos, sustantivos, adjetivos calificativos y algunos
pronombres y adverbios, que aportan mayor contenido semántico que las palabras
"vacías" o accesorias: artículos, determinativos, preposiciones,
conjunciones y algunos pronombres y adverbios. En «¡Los evangelios entierra,
salid cristianos que yo os absuelvo! Encontramos por si fuera poco tres verbos
y dos sustantivos, dando buen augurio del don imperativo que se venía y ya
abierta esta cabeza de playa fonética desembarcarían verbos como: Explotar (las
minas de Potosí), Expatriar (los mitimaes), Pagar (tributos), Confiscar
(tierras), Evangelizar (Inquisición. Extirpación de su orden cosmogónico).
La
frase es magistral, tiene gran capacidad de atracción: Produce sorpresa:
"Nunca el plástico fue tan fácil" (Tarjeta de crédito, CAJA DE
MADRID) Atahualpa se queda frío, pues había ido desarmado, confiando en la
buena voluntad de los barbados. Interesa al consumidor: "Un desodorante
que no te abandona" (REXONA) Interés de parte de la soldadesca para
apropiarse del oro y ganar títulos nobiliarios. Resulta original: "Hoy me
siento FLEX" Con un espasmódico: “Auxilio, el indio me ha ofendido” no
llegaba a nada de seguro y con frase tan exigua y se le reían al fraile. El
slogan mueve al individuo a actuar: "Péinate chic, péinate Grafic" La
respuesta del pulgar sobre el gatillo fue inmediata, no quedó en pie uno de los
cinco mil de la comitiva. Recurre a veces al absurdo: "Cásate con MÓNIX.
¡Qué menox que MONIX!". Lo absurdo en este caso fue que el Inca les haya
entregado la confianza sin conocerlos, lo plenamente válido es que así somos,
es parte de la identidad latina.
Oposición
de las cruces y guerra de marcas
El
fraile a más de gritar, levantaría en alto la cruz como si el espacio tiempo de
ese día en Cajamarca sería una gran valla de carretera donde es imprescindible
exhibir un ícono que deje bien claro en la mente del grupo objetivo la entidad
que lo respalda. Todos los cristianos que derramaron su sangre en cruces
fortalecieron aún más este símbolo ancestral. Pero, en el caso de este día de
la emboscada, era una cruz adulterada: los cruzados convirtieron la cruz en una
espada. Otra cruz, la andina, observaba con un ojo vertical y el otro
horizontal a su gemela como se superponía sobre ella para reemplazar el sol por
el pan y el vino, la luna por la virgen María y el maíz por el trigo (la ostia
por la choclotanda). La cruz cuadrada de los incas, pasaba al olvido. Concepción
simbólica, heráldica andina que pasa desapercibida en las escuelas y universidades,
estructura tan arraigada en nuestra identidad como el cóndor o el cuy. Sería
momento de revisar nuestros símbolos patrios y rescatar la cruz del inca. Fray
Martín de Murúa dice en sus crónicas que “...tenían las costumbre de poner una
Cruz a los pequeños al momento de nacer... entre los muchos ídolos tenían un
signo cuadrado y atravesado por una cruz y con ella se defendían de los
fantasmas de la noche. Garcilazo de la
Vega sazona el tema: “... tuvieron los reyes incas en el
Cuzco una cruz de mármol fino de color blanco. La cruz era cuadrada, tan ancha
como larga todo de una pieza bien labrada”. Baste acercarse a los museos para
evidenciar la cruz cuadrada en aretes de oro, platos de cerámica, chonta
tallada, piedra pulida, hachas de oro, sellos cilíndricos, etc. La composición
y significado del blasón inca es la siguiente: el ángulo de color verde
corresponde al tiempo de la
Primavera (Sisa Pacha) cuando la sombra crece hacia la
derecha desde el 20 de marzo para llegar al extremo Sur el 21 de junio. El
ángulo amarillo corresponde al verano (Rupay Pacha) cuando la sombra regresa
desde el 21 de junio hasta el 22 de septiembre. El espacio color tierra
corresponde a la época en que se limpia, se abre y se siembra la tierra (Tarpuy
Pacha), la sombra crece por el lado izquierdo, desde el 22 de septiembre hasta
el 21 de diciembre. Finalmente el espacio azul corresponde al tiempo de lluvia
(Tamia Pacha) Invierno en el que regresa la sombra desde el 21 de diciembre
para acabar el ciclo el 20 de marzo día en que se enciende el Fuego Nuevo.
El
logotipo es un dibujo que le sirve a una entidad o un grupo de personas para
representarse. Los logotipos suelen encerrar indicios y símbolos acerca de
quienes representan. Históricamente, los artesanos del barro, del cristal, los
fabricantes de espadas y artilugios de hierro fino, y los impresores utilizaban
marcas para señalar su autoría. Los reyes que sabían firmar además cruzaban los
documentos legales con un logotipo de su creación, a mano o con un sello. El
logotipo es un eje afirmador de la propiedad privada a través del hecho de la
autoría. El logotipo como parte de la identidad visual de una empresa o
institución, es la representación tipográfica del nombre de la marca. El
enfrentamiento de blancos e indios en América también fue una guerra de marcas.
Un logotipo, en términos generales, requiere del apropiado uso de la semiótica
como herramienta para lograr la adecuada comunicación del mensaje y la
interpretación por parte del espectador más cercana a este mensaje. Así por
ejemplo un círculo amarillo puede interpretarse de diferentes formas y dársele
diferentes significados como "sol", "moneda",
"huevo", "queso" u otros, mientras que si se encuentra
adyacente a la palabra "banco" ambos elementos, el círculo amarillo y
la palabra banco, toman un solo significado: "Institución Bancaria".
Es decir, el logotipo, al momento de representar una entidad o grupo de
personas, lo más apropiado es que mantenga congruencia semiótica entre lo que
se entiende y lo que realmente busca representar.
El
estandarte con las armas de Carlos V, que Pizarro hizo flamear en la conquista del Tahuantinsuyo, fue conservado
durante siglos en el Cuzco, hasta que Antonio José de Sucre lo obsequió a Simón
Bolívar, quien lo envió a Caracas donde actualmente se encuentra. La conquista,
salvando las distancias, me recuerda a la TELEFONICA comprando a la BELLSOUTH e imponiéndose
en el mercado de los celulares en el Ecuador. Antes corría sangre en este tipo
de transacciones ahora solo corre dinero. Somos Amarillo, azul y rojo, es por
ahora nuestra identidad, “el amarillo de la riqueza del suelo, el azul del
espacio infinito y el rojo derramado por nuestros patriotas” según la cantaleta
que me enseñaron en la escuela. Por ahora somos todos la TRI y esperamos tomarnos Brasil
en el próximo mundial de fútbol, Que corra solo el balón y no corra nada de
sangre. Las cosas deberían resolverse con un simple partidito de fútbol si
queda claro que hay más países socios de la FIFA que de la
ONU. Hay que rediseñar los símbolos patrios
es momento de concensuar lo simbólico, histórico y conceptual. En lo personal
volvería a la Cruz cuadrada de los incas y
que el año empiece el 20 de marzo como ha sido durante siglos antes de entrar
en hibernación por culpa de la conquista. ¡Abajo el calendario gregoriano! Propongo
este slogan.
Jorge Valntín Miño Quito, 22 de septeimbre de 2012.